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Fin. Imperiofobia y leyenda negra.

(Los comentarios iniciales los puedes encontrar aquí)

Quería empezar explicando cómo llegué al libro, pero la verdad es que no puedo dar con alguna referencia o recomendación; todo parece indicar que, simplemente lo vi en un stand, me llamó la atención y, en pro de aprender más de la madre patria, lo adquirí.
Durante pasadas lecturas, en mi navegación matinal por los blogs de wordpress me encontré una entrada interesante. «Ok, esto se pondrá fascinante», recuerdo haber pensado cuando terminé la lectura. Luego de compartirlo en mis redes me di cuenta del título del blog y mi cerebro sacó chispas, ¿cómo carajos es que estoy de acuerdo con algo conservador? ¡Vaya, que centralista me he vuelto!

La curiosidad me hizo adelantar mi lectura. Y cerca de la mitad del libro decidí complementar con algo sobre los Aztecas para tocar ambos lados del debate, con ello podría enriquecer más los conocimientos adquiridos.
Y pues no, ambos, contrario a la foto, se repelen totalmente, mientras el de la izquierda es más suave en su narración y trata de manera parcial la vida de los Aztecas, antes y después de Cortés, el de la derecha se muestra más recalcitrante y obtuso en su discurso, rehuyendo a los argumentos críticos y achacando culpas a todo lo extranjero.
Caray, aprendí más y mejor sobre la leyenda negra en una entrevista de una hora que en todo el libro.

El libro comienza bien, se presenta e intenta establecer las normas y objetivos bajo los que decidió escribir el libro, haciendo fuerte hincapié en su falta de religiosidad, lo cual la justifica en los argumentos pr-religiosos que pueda verter. Desde ahí comenzó a causarme ruido, sin embargo, el paseo histórico sobre los imperios Romano, Ruso y Norteamericano, sedujeron a mi nerd amante de la historia y lo dejé de lado.
Este apartado bastante interesante, me dio una perspectiva sobre el manejo de la historia que se ha tenido sobre estas naciones, inclusive me llevo a repasar algunas notas históricas para poder entender mejor el contexto de ciertos argumentos. ¡Que un libro me tenga trabajando tanto siempre lo agradezco!

El momento de debacle llegó cuando nos adentramos en España; un gran imperio, de millones de kilómetros cuadrados; la grandeza personificada. Y por ello, así como los anteriores imperios mencionados, siempre tendrá enemigos de la peor calaña, ¡y hasta de la mejor! Esos ilustrados que se quieren imponer a la fe son lo peor que le pudo pasar al mejor imperio sobre la faz de la tierra.

Ok, ya me ganó el enojo, intentaré seguir de manera parcial. Spoiler, no lo lograré.

Algo que nos queda claro es que, mientras exista un imperio plural, el cual prácticamente por definición tiene que ser así pues, para ampliar sus fronteras tiene que ser sobre otras pueblos que serán «absorbidos», estos, o parte de ellos, tendrán que ser los enemigos crueles del estado mayor, lucharán por su independencia y el desprestigio al nuevo gobierno será la mejor arma. ¿Y cómo no? Ser la oposición que señala la mínima falla, y la engrandece, mientras desprecia cualquier acierto; es lo más sencillo.
Lo que no puedo entender es ¿cómo un estado tan poderoso, un imperio donde no se pone el sol, fue tan débil para sucumbir ante el hábil manejo de la propaganda? La respuesta más repetida: los católicos no la usaron, no estaban acostumbrados a ella y la verdad es la mejor contra ofensiva. ¡Fail!
¿O acaso es que ese gran Imperio, no era tan grande?

Si no eres capaz de asimilar a la oposición, al menos debes buscar maneras de luchar contra ella, en el menor de los casos contrarrestarla. Al parecer el Imperio Español, todo poderoso, nunca lo vio necesario y cayó víctima de su confianza.
Y esto es básicamente las últimas dos terceras partes del libro, una diatriba sobre como los contrarios al imperio son unos tramposos, levanta falsos, y que no se dejaron pacificar ante la mejor opción que representaba su nueva situación de súbditos. Los protestantes, y sus variantes, son el enemigo preferido para toda esta maquinaria construida expresamente para destruir a España a lo largo del tiempo que sea necesario, de manera coordinada y sistemática, superando ya no solo el tiempo, también los idiomas, naciones e ideologías, todos confabulados para destruir a ese atroz enemigo, la pobre y noble España.

Los argumentos para lo anterior son pobres. Generalmente se basan en enaltecer la religión y el «gobierno bueno» del imperio, contra la desestabilidad ocasionada con el protestantismo; el cual no fue causa/efecto de la misma religión católica (no profundizaré en eso), sino, más que nada, un intento fructífero, como herramienta de culto, para atacar por el frente religioso a España, la protectora de la fe. Esos protestantes que son incapaces de ver las atrocidades cometidas en nombre de su fe… ¡momento! Me suena, me suena ¿contra quién se habrá esgrimido ese argumento también?

Claro, no todo en el Imperio puede ser color de rosa, ellos también son consiente de sus actos deleznables, sin embargo ¡ellos han hecho cosas mucho peores en circunstancias similares!
Con distintas variantes es la defensa a los puntos débiles que se pueden encontrar en la administración del Imperio. Sin explicar a que se deben las acusaciones, contrastando su veracidad, refutando con argumentos, números o documentos, ¡no, no hay necesidad de ello pues, ellos cometieron actos iguales o peores! Y uno se pregunta «Sí, lo entiendo y acepto ¿pero esa es toda tu defensa?»
Esperaba algo más inteligente que el mero hecho de alzar la voz (figurativamente hablando) y usar palabras ofensivas intentando justificar tus acciones al equipararlas al del contrario, eso no es argumentar… no tengo idea de que es, pero puedo asegurar que eso te hace perder el debate sin lugar a dudas.

Todas las naciones que incursionaron en el nuevo mundo se vieron involucradas en la misma cuestión ¿qué hacer y como administrar esas nuevas tierras? ¡Un hecho inigualable a nivel mundial, cometer errores, en mayor o menor medida, es entendible, mejorar sobre la marcha era su responsabilidad; desde esa base podríamos partir para equiparar a las naciones, y solo entonces poder desmentir y/o justificar sus acciones. Nunca se hizo el mínimo intento por abordarlo desde ese angulo. Básico, sí, aun así ignorado.

Sí, da luz sobre ciertas decisiones que podrían dejar al Imperio mejor parado, pero no profundiza en ellas, solo pasa al siguiente tema, en el que puede servirle para atacar a los múltiples enemigos, porque, ¿quién carajos pensó que esto era para defender al Imperio Español? ¡Esto es para joder a los que desprestigian al Imperio!
Lo interesante es que no solo se queda en el «Imperio», no, los ataques sobresalen hasta nuestros días, y no es solo contra la España, antes protectora de la fe, es contra todo lo que parezca a España; contra todas las naciones y pueblos que sigan su religión: ¿cómo es posible que a la pobre de Grecia se le trate tan mal por su situación económica, mientras que a la malvada Alemania (cuna del protestantismo) se le dan toda clase de facilidades económicas? ¡Un complot, una conspiración por cambiar el rumbo de la historia mundial, ahora el norte manda y controla, las naciones norteñas y protestantes tomaron el Imperio y nosotros somos los sojuzgados, pobre, pobre de España!

 

Sí, bastante lloroso y exagerado de mi parte, pero es el tipo de reacciones que generan en mí libros tan tendenciosos o mal manejados. No solo no se atreve a ponerse bajo la óptica del otro punto, ingenuamente busca evitar los temas donde claramente saldría perdiendo, lo cual puedo entender, pero, que al mismo tiempo intente contra-debatir todo argumento, a favor o en contra, con un «es que ellos fueron igual o peor», sí que me frustra y desespera.
A estas alturas hasta yo me pregunto por qué seguí con la lectura: Me gusta aprender, conocer de todo y estudiar cada vez más, los diferentes contextos históricos y problemas sociopolíticos en Europa me son muy ajenos por la mala educación que se nos dan en este continente, enterarse de ellos me ayudó a comprender mejor otros periodos históricos y acontecimientos desencadenados por eso que justo estaba leyendo. Es decir, era engrosar un poco más mi entendimiento sobre historia Europea, mientras la lectura no sea demasiado tediosa, siempre estaré dispuesto a ello.
Y claro, seguir mi máxima, para poder criticar algo plenamente, hay que conocerlo a profundidad. Ya había tenido ciertas discusiones que invariablemente rosaban con el tema de leyenda negra e Imperiofobia que se ha generado sobre España, antes me parecían pataletas de un niño que llora por regresar a esos tiempos donde todo iba mejor, y el prestigio recaía en ellos. Ahora con el prestigio perdido ante otras naciones que ocuparon su lugar, y después de la lectura, me lo sigue pareciendo, y considero que no cambiará, a menos que España, y aquellos que se crean víctimas de la Imperiofobia, no aprendan a dejar el pasado atrás; sin olvidarlo, aprendiendo de él, pero haciendo algo para cambiar la realidad actual, y de paso dejar algo de energía para vislumbrar un mejor futuro.

 

 

  1. Beatriz
    11 marzo, 2019 a las 7:46 AM

    Bueno, en parte he de decir que es cierto que la iglesia católica fue totalmente incapaz de hacer frente a la propaganda protestante. Esto es tan cierto como el día. Tampoco vieron la necesidad de combatirla, estaban acostumbrados a guerras de espada y moral, y de la nada aparece la imprenta y un nuevo método de guerra, que implica a toda la población, la guerra propagandística. Un caso muy claro se ve en la guerra entre España y Estados Unidos, que fue una guerra promovida, promocionada, y en gran parte provocada, por una prensa estadounidense sensacionalista. Osea, que en cierto modo, es cierto que el imperio español, pero no solo España, sino el conjunto del mundo católico, no supo responder con contundencia a la guerra propagandística, en parte porque no la entendieron del todo bien, y la subestimaron sobremanera. Los protestantes se impusieron porque son los que crearon esa nueva versión de «guerra». En mi opinión, el libro sí que incide demasiado en el tema Protestantismo…. pero es que en verdad fue un momento clave para la historia europea en general que provocó una gran crisis moral a una escala enorme y una división de Europa en dos, una confrontación social, que, sintiéndolo mucho, aún se ve hoy en día. Obviamente no creo que afecte directamente sobre las vidas de nadie, es más un tema de estereotipos y ataques para desprestigiar a unos y a otros. Quizás desde el otro lado del atlántico no es tan obvio, pero a veces una escucha unas cosas… que la verdad, te hace pensar.

    Otra cosa es que el protestantismo o protestantes sean los únicos culpables, ni muchísimo menos, donde va a parar, la leyenda negra simplemente por unos motivos o por otros era un buen negocio (y lo sigue siendo, se ha politizado de manera total y absoluta, y no en otros países, me refiero a la propia España) XD Como dijo la propia Elvira en una entrevista, que cada quien aguante su vela.

    El libro creo que está mas dirigido hacia un tipo de lector concreto. Lo de «y tu peor», es en parte una pésima defensa, pero a veces es necesario cuando todo lo que escuchamos, al menos en España, es lo malos y sanguinarios que eran los españoles, sea la época que sea que se esté tratando, mientras que cada vez que se habla de un país estrangero, especialmente Francia o Inglaterra, lo único que se escucha son alabanzas, sea la época que sea que se esté tratando. Por ponerte un ejemplo, hace poco alguien dijo en twitter algo así como: «los ingleses dejaron ferrocarriles en sus colonias, los españoles en México iglesias». Iglesias preciosas, ante todo, pero, ¿de verdad no se nota una segunda intención con esta afirmación, aún cuando México se independizó 9 años antes de que se inaugurara la primera linea de ferrocarril y de que el primer ferrocarril en España fuese construido en Cuba? Lo que quiero decir es que para un público que ya no siente la carga el peso de la leyenda negra, el libro es simplista, en parte, como bien has dicho, se reduce al «y tu peor», pero cuando te has criado con todo el mundo diciéndote que el pero de todos has sido siempre tu, no importa la época ni momento histórico, a veces es necesario que te digan que por una vez, no fuiste el mayor de los monstruos.

    También soy de la opinión de que aunque el «y tu más» es un argumento simplista, es necesario comparar las sociedades y gobiernos de una determinada época con otras sociedades y gobiernos de la época y con un entorno cultural similar, porque solo de esa manera podemos entender y apreciar lo que en aquella época podía suponer ser de una u otra comunidad. En vez de comparar la sociedad española del 16 con la inglesa de finales del 19 o la estadounidense del siglo 20, es mucho más justo hacer una comparación en el mismo marco histórico. Y a veces estas comparaciones son necesarias, pues la historia de España se cuenta casi siempre de manera total y absolutamente descontextualizada, no se sabe que pasaba en otros sitios de Europa, que valores había en otras partes, no hay un punto con el cual comparar, y por ende, el único punto de comparación posible es el actual, el del siglo 21, pues todo contexto en el que se enmarca la historia Española se borra, y por tanto la única referencia que nos queda es la nuestra propia del siglo 21, que distorsiona totalmente la historia. La comparación entre que hicieron unos y otros en situaciones similares y en contextos histórico-culturales parecidos, aunque simplista y hasta cierto punto infantil, puede arrojar una visión más realista, eso sí subjetiva, pero al menos mucho más cercana a la realidad de la época que la que tiene la mayor parte de la población española.

    El «y tu más» desaparecerá cuando desaparezca el complejo español, porque ya no será necesario, pero no tienes más que preguntarles a unos cuantos en la calle, y te das cuenta de que la leyenda negra se la han comido con patatas, y tiene un complejo de mucho cuidado, hasta el punto a veces de increparte si te atreves a opinar lo contrario.

    Siento haber escrito un comentario tan largo, es solo mi opinión, nada más. Espero que tengas más suerte en tu próxima lectura 🙂

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    • 11 marzo, 2019 a las 9:47 AM

      Intentaré ir por párrafos:
      Tienes razón, tener todo un mundo católico (casi un continente entero), nos aleja para poder entender la ruptura que pudo haber significado. Si acaso lo pudimos haber vivido al contraste contra los Estadounidenses, pero su «política de libertad», ha permitido que ambas posturas puedan convivir sin tanto problema. Mientras que en Europa puedo imaginar que fue algo más de «blanco vs negro»

      El “y tu peor” aunque necesario, es infantil; parece pataleta desesperada, ¿en verdad no son capaces de generar mejores argumentos? Ya no solo para defenderse, sino para contrastar a España y sus mejores momentos.
      Y no, justo estoy leyendo «La breve historia de Estados Unidos»: las primeras líneas férreas llegaron luego de la independencia Estadounidense. Por contraste, y para mejorar la imagen tanto de España como de México, la ciudad con el mismo nombre fue considerada La Ciudad de los Palacios, en tiempos de Cortés, del Virreinato y dicho también por los gringos (Estadounidenses) cuando nos invadieron. Va, no fuimos una colonia de adelantos tecnológicos (culpa a la misión de sacar todo recurso posible y llevarlo a la capital, todo hay que decirlo), pero dejaron detrás un rastro de arquitectura y cultura bastante interesante, y destacable. Que no lo supimos aprovechar por estarnos matando todo el tiempo entre nosotros, desde el inicio de la Independencia, pues también hay que decirlo.

      El “y tu más” no funciona por lo que dices, es simplista y requiere más contexto y mejor contraste ¡pero no lo hace la autora! Esperaba conocer más de la realidad Europea, para así encontrar pistas de porque España actuó así, y no de otra manera. Aunque intenta, no profundiza, y me parece más importante eso, a las simples comparaciones, y acusaciones infantiles. Dame datos, comparaciones, contrastes. Deja que sea yo quien tome la decisión y/o opinión final.
      Viviendo tan cerca de los gringos, sintiéndonos mucho tiempo manipulados por ellos, al menos yo me resisto cuando un libro trata de llevarme de la mano cual niño tonto. Soy capaz de entender sin que me estés señalando todo el tiempo a donde mirar.
      Quizá ese prejuicio jugo en mi contra al momento de leer esa obra.

      Caray, ¿tanto les ha durado el complejo? ¿No es momento ya de superarlo? ¿Qué necesitan para dejar el pasado detrás y comenzar a avanzar?
      Quizá no matice lo suficiente el enojo en las anteriores preguntas, pero quiero hacer hincapié en que existe. Y lo es porque en México tenemos el mismo complejo de ver atrás, pensar que los Aztecas eran lo máximo y ustedes vinieron a jodernos. Que de no haber perdido territorio contra los gringos hubiéramos sido potencia. Que si no es por la corrupción seríamos otra cosa.
      Pero nadie hace nada al respecto por mirar adelante, por atreverse a avanzar.

      Esto, este blog que en momentos olvido, es un pequeño intento por avanzar, tratando de ser contagioso y mover a más gente a hacerlo.
      Y aquí perdón por personalizar, pero no se me ocurre un mejor final:
      Sí, debemos intentar reducir la corrupción en lo posible. Voltear a España en busca de ayuda y dirección, a la madre patria que, aceptemoslo, nos lleva años de adelanto y puede ser el perfecto ejemplo para hacer lo que ellos y esquivar los errores que ya cometieron. Luego bajar la mirada a América del Sur, aprovechar el lenguaje que nos dejaron, hacer comunidad, fortalecernos y avanzar. Claro, aquí comienza el espíritu Europeo-Estadounidense cruel que habita en mí, que tanto he aprendido en los libros: México debe ser guía para el resto de Hispanoamérica, abusar un poco de ellos en nuestro beneficio, para crecer, pero nunca apretar tanto como para ser odiados. A papá España le pasó una vez, debemos aprender de eso. jajaja

      Gracias por comentar, me encantan este tipo de discusiones sin importar longitud. Siempre es un placer tener un buen choque de ideas.

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  1. 6 febrero, 2019 a las 11:32 AM

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