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Fin. Imperiofobia y leyenda negra.

(Los comentarios iniciales los puedes encontrar aquí)

Quería empezar explicando cómo llegué al libro, pero la verdad es que no puedo dar con alguna referencia o recomendación; todo parece indicar que, simplemente lo vi en un stand, me llamó la atención y, en pro de aprender más de la madre patria, lo adquirí.
Durante pasadas lecturas, en mi navegación matinal por los blogs de wordpress me encontré una entrada interesante. «Ok, esto se pondrá fascinante», recuerdo haber pensado cuando terminé la lectura. Luego de compartirlo en mis redes me di cuenta del título del blog y mi cerebro sacó chispas, ¿cómo carajos es que estoy de acuerdo con algo conservador? ¡Vaya, que centralista me he vuelto!

La curiosidad me hizo adelantar mi lectura. Y cerca de la mitad del libro decidí complementar con algo sobre los Aztecas para tocar ambos lados del debate, con ello podría enriquecer más los conocimientos adquiridos.
Y pues no, ambos, contrario a la foto, se repelen totalmente, mientras el de la izquierda es más suave en su narración y trata de manera parcial la vida de los Aztecas, antes y después de Cortés, el de la derecha se muestra más recalcitrante y obtuso en su discurso, rehuyendo a los argumentos críticos y achacando culpas a todo lo extranjero.
Caray, aprendí más y mejor sobre la leyenda negra en una entrevista de una hora que en todo el libro.

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Imperiofobia y leyenda negra. María Elvira Roca Barea.

(La reseña a este libro la puedes encontrar aquí)

El Esagui nació en México. Soy mexicano. De padre Español y madre Mexica (no literalmente). Soy mestizo, la combinación de esa y más variedades de sangre.

Decir con tranquilidad lo anterior, dejando de lado el enojo que siglos de historia puede generar, no es fácil. Me costó infinidad de páginas en decenas de libros poder entender que somos una unión y, el más importante de mis aprendizajes: insultar al Español en español, es como escupir para arriba.
Nos guste o no, somos hijos de un parto doloroso, fruto de una concepción sangrienta. Podemos incluso tomar un bando y defenderlo hasta rabiar. Pero no podemos negar, y no deberíamos olvidar, que somos la fusión de esos dos contendientes. Quizá deberíamos aprender a evitar el dejarnos dominar por un pasado que… debemos dejar cicatrizar en santa paz.

Todo lo anterior, fue una síntesis de lo que divagué momentos antes de comprar mi siguiente lectura. Un escalón más para aprender más de nuestros orígenes como mexicanos.

 

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Fin. El rostro de piedra.

(Los comentarios iniciales los puedes encontrar aquí)

A la figura de Benito Juárez la he estudiado siempre de coletazo; las pocas veces que lo intenté de manera directa, o encontraba un material muy denso como el de La lejanía del tesoro o era tan aburrido que, sumado a mi antipatía por el personaje, terminaba dejándolo, o el enfado era tal que otras lectura comenzaban a reclamar mi atención.
Sin embargo, a Eduardo Antonio Parra lo considero uno de los mejores narradores mexicanos de nuestro tiempo, su lenguaje sencillo y muy mexicano, hacen de la lectura algo ameno, familiar, cual si escucháramos una conversación en cualquier mercado. Algo que agradezco de sobremanera pues me parece la mejor manera de acercar la lectura al pueblo mexicano; siendo claros y hablando en su propio lenguaje.

En mi recopilatorio de lecturas, tengo una fuerte cantidad de cuentos de Parra ya leídos (tristemente pocos fueron registrados en este blog), y en ese afán de conocer toda la obra del autor, me topé con que había creado un libro sobre la historia de Juárez en el poder. Un personaje que no es de mis favoritos, con un autor al que respeto mucho; tenía que darle la oportunidad, en una de esas este podría ser el acercamiento que necesitaba para comenzar a estudiar a Juárez de mejor manera. ¡Así fue!

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El rostro de piedra. Eduardo Antonio Parra.

(La reseña a este libro la puedes encontrar aquí)

Eduardo Antonio Parra lo conocí hace ya bastante años… al menos sus libros, conocerlo al él en persona para que me firmara algunos libros fue algo más reciente. Sencillamente su narrativa me enganchó, aunque, sobretodo, su hablar «mexicano», ese lenguaje tan coloquial que fácilmente podemos escuchar en las calles, Parra lo traslada al papel con una facilidad envidiable.
Sus cuentos son una delicia que me hicieron dedicarme a la caza de toda su obra. Mi sorpresa fue cuando al investigar sobre sus libros me encontré uno que hablaba sobre Juárez: una figura histórica que no es de mis favoritas y poco he estudiado, y cuando lo intento me topo con novelas un tanto difíciles; el eterno libro recurrente y contra el que no puedo «La lejanía del tesoro«.

El rostro de piedra fue una novela que me costó algo de trabajo encontrar, fue hasta hace poco que, en la necesidad de comprar cierta cantidad de libros para poder tener envío gratis en una página de internet, y luego de recurrir a mi lista de pendientes, decidí buscar el tan difícil libro ¡y lo tenían! Sin embargo fui posponiendo la lectura por lo ajeno y difícil que me parece Juárez.
Ahora, luego de estudiar un poco el periodo posterior a él en la anterior lectura,y teniendo en la mira ir aún más atrás con la próxima lectura, creí que sería buen momento para empezar, aprovechando el ímpetu nacionalista que aflora en mí. Era esto o darle una oportunidad a El rey viejo, para valorar un poco más la figura de Carranza, y no solo Carranza no termina de gustarme, volver a releer lo que escribí sobre ese libro me asusta, pero sobretodo me aburre. Así que, prefiero darle la oportunidad a Parra, ahora en el contexto histórico, tengo esperanza en que no me decepcionará.

 

La guerra secreta en mexico. Friedrich Katz.

(La entrada inicial y reseña a este libro es esta única entrada)

Quienes sean seguidores de este blog sabrán que soy un fanático de la historia, y con fuertes tintes nacionalistas, es por ello que cuando me topo con recomendaciones de este tipo, inevitablemente van a mi lista de pendientes.
En la pasada reseña comenté que de la FIL en Guadalajara el año pasado, me dediqué a buscar casi exclusivamente libros de mi lista de pendientes. Tan difícil fue de encontrarlos, que me hicieron pensar que tenían que ser terriblemente buenos. El anterior no fue la excepción, el actual tampoco, lo único que los distingue es que no sé de dónde vino la recomendación de esta lectura.

Este fue mi primer referente a lo contrario que nos dice la historia: México no tuvo participación en la primera guerra mundial. Siempre me pareció un tanto extraña esa afirmación, sin embargo, la primera guerra constantemente a sido eclipsada por la segunda; los Nazis, Rusos, guerra fría, y quizá todo el material audiovisual, sumado a los videojuegos. Todo fue factor para ignorar ese periodo histórico (teniendo como eje la guerra mundial, pues sobre el México de ese tiempo sí estudiaba). Y quizá fue la recomendación, o tal vez haber leído mucho sobre Europa el año anterior, no lo sé con exactitud, pero me lancé a esta lectura y ¡fue genial!

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Canción dulce. Leila Slimani.

(La entrada inicial y reseña a este libro es esta única entrada)

Dos historias un poco breves antes de entrar de lleno al libro. Llevo algún tiempo añadiendo a mi lista de libros pendientes por comprar, además el obvio título y autor del libro, el origen de la recomendación si así es su caso. Esto, porque me he topado con verdaderas joyas literarias y muchas veces me cuentas recordar de donde vinieron para poder agradecer como corresponde.
Con Canción dulce fue de lo más sencillo: «Canción Dulce.Leila Slimani . Revista Letras Libres. Pag 58″.
Sí, soy un idiota, no apunté el mes de la edición, ¡pero!, Google siempre viene a mi rescate y aquí les comparto el texto que leí y me animó a agregarlo a mi lista. Con semejante invitación ¿ustedes se hubieran resistido a agregarlo?

La segunda historia es mucho más corta; el libro lo encontré en la FIL de Guadalajara del año pasado, el costo superaba los 500 pesos, algo que me parecía excesivo. Pero llegué a ese ejemplar de la misma manera que todas mis compras en esa Feria: con ayuda del buscador del sitio para saber en qué Stand exactamente tenían los libros de mi lista de pendientes. ¡Sabía que era una maravilla! Aunque no recordaba lo que había leído en la recomendación. ¡Era caro! Pero lo alababan mucho en la contraportada y el cintillo que lo acompañaba. «Es una joya» me dijo la chica encargada del Stand, era un hecho, debía tener ese libro, así costara más de lo que hubiera pensando pagar por él.

Y así es como obtuve, y leí, la primera joyita del 2019… Si todos los libros que compré en esa feria son similares, estaré escribiendo sobre muchas maravillas próximamente.

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La lejanía del tesoro. Paco Ignacio Taibo II. De nuevo.

(La reseña a este libro la puedes encontrar próximamente)

Sí, para aquellos con buena memoria y que me siguen desde hace tiempo podrán descubrir que este libro ya tenía una entrada inicial, lo que por suerte me ayudará un poco a explicar cómo obtuve el libro. Además de tener también una entrada inconclusa, la que me servirá de interesante ejemplo sobre retomar libros que no gustaron en un inicio.
Tuve que leer ambas para entender que pasó aquí. Y además de descubrir que escribía fatal, también me di cuenta que el tema lo centraba en el conflicto Juárez-Díaz, el cual para fortuna de ahora sí terminar el libro, ahora vengo desde otra óptica; el pasado-presente de la lectura, el conflicto Maximiliano-Juárez.  Espero esto me ayude a aguantar la lectura, pues aún no se me olvida que tiene un estilo muy diferente al que me tenía acostumbrado Taibo II, al punto de no soportarlo.

Dejando atrás el pasado, mi lectura anterior me dejó con grandes intrigas sobre ese personaje que subestimaba y despreciaba un poco: Benito Juárez. Desde ese 2012 en el que comencé a leer este libro por primera vez a la fecha me he documentado mejor, he leído más tanto directamente sobre el personaje como sobre el contexto histórico en que vivió y en que se involucró, además que Taibo II poco a poco me ha hecho replantearme su estudio para así intentar revalorarlo casi tanto como lo hace él.
Lo admito, es un personaje intrigante, que apenas está despertando en mí cierto grado de admiración, pero principalmente el hecho de no comprenderlo me motivan más para aprender sobre su persona. Espero en está ocasión no termine abandonándolo como ya pasó. ¡Quiero saber la otra historia, la otra versión del conflicto con Maximiliano! Veamos si es cierto que Juárez es tan chingón como lo cuenta, si merece llevar sobre sus hombros la muerte de un Emperador.

 

Maximiliano y Carlota. Egon Caesar Conte Corti.

(La entrada inicial y reseña a este libro es esta única entrada)

Mexicanos, Maximiliano I Emperador de México a muerto.
Lo anterior fue uno de los pensamientos que pasaron por mi cabeza poco antes de terminar la lectura. Y es que supongo que aunque los primeros conocimientos que tuve del emperador vienen de los estudios básicos, la admiración por ambos imperios mexicanos, a diferencia de como insiste Paco Ignacio Taibo II reiteradamente, no nació en mí por la parafernalia de lo que representa un reino absolutista; elegancia, dispendio, bailes, la alta sociedad elitista.
Para mí el gobierno absolutista sí tiene cierto atractivo, pero en su manera de gobernar. Un medio que tanto necesitaba México en el siglo XVII, y que tristemente a veces pienso que sigue necesitando hoy.
Tuve la noción en la escuela. La versión romántica de la mano de Fernando Del PasoUn par de visiones que considero algo neutrales por parte de Zunzunegui. Una postura fuerte por parte de Taibo II y sus colegas la cual me lleva a la siguiente lectura. Encontrar un libro que comienza en su contraportada con «…donde por primera vez se incorpora a la ya importante bibliografía del asunto la documentación secreta de ciertos archivos europeos, y singularmente la que dejó el propio Maximiliano»: presentó un deseo irresistible al poder tener acceso a sus cartas y demás documentos para así entender mejor al personaje. Ya visto desde diferentes perspectivas, tocaba dejarlo a él defenderse.

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Las horas más oscuras. Anthony McCarten.

(La entrada inicial y reseña a este libro es esta única entrada)

Tengo que admitir desde el inicio que sigo siendo un ferviente germanófilo. Esto comenzó por lo videojuegos de segunda guerra mundial, quizá fue la tendencia a apoyar a los vencidos o la magnética personalidad de Hitler, lo que a la postre terminó en mis primeras adquisiciones de libros; claro, libros sobre el personaje. Después comencé a apasionarme por todo lo relevante a la segunda guerra y claro, tenía que elegir un bando, el cual no es sorpresa a estas alturas. Esto me obligó a odiar a los vencedores, en especial al gordo borrachales y fumador de Churchill quien, fuera de una gran terquedad y un par de discursos buenos, no veía en él cualidades suficientes para vencer a Hitler.
Eso fue lo que me hizo comenzar a plantearme conocer más del personaje, por ello adquirí este libro como primer acercamiento. Leer más…

La era de los ofendidos.

Una anciana solterona, con mentalidad muy puritana (es posible encontrarla por vecina en cualquier barrio de la ciudad), llama un día, alarmada, a la policía.
“Policía, hay unos niños bañándose en el arroyo que corre por mi casa ¡y están desnudos! ¿No podrían hacer algo contra semejante escándalo?”. Los policías acuden hasta el lugar de los hechos, explican a los niños el problema y estos, muy comprensivos, se desplazan corriente arriba, a un lugar más despoblado. Sin embargo, a los pocos minutos la policía recibe una nueva llamada de la misma señora: “Policía, ¡desde mi casa se siguen viendo a los impúdicos muchachos esos! ¡Incluso se pueden oír a veces sus escandalosos gritos! ¿No les habían advertido bien al respecto?”. De nuevo, la policía se hace presente donde los niños juegan y ríen, ajenos al sufrimiento de una respetable mujer. Como son buenos chicos, no tienen problema en volver a desplazar su lugar de juegos, está vez a un par de cientos de metros más del antiguo lugar. Pero, unos instantes más tarde, la policía vuelve a recibir una llamada de la anciana: “Policía, vuelvo a llamar por el mismo asunto. Y es que, si me subo a la azotea de mi casa y utilizo unos prismáticos, ¡sigo viendo a esos indecentes!”.

Lo anterior es mi peculiar parafraseo de un viejo chiste entre filósofos, el cual ha sido tomado por Fernando Savater en algunas de sus obras. Y, aunque pudiéramos considerar la situación como algo remoto y arcaico, como metáfora está presente en nuestros días de manera prolífica.
Ver un desnudo frente a nuestra casa, en la esquina de nuestro barrio, en la otra punta de la ciudad o en un rincón recóndito del mundo pero acercado a nosotros por internet, nos ha sumergirnos en un mundo de indignación, nos permite enarbolar la bandera de la prohibición por no estar acorde a nuestra moral, ¡y se tiene que respetar pues, todos tenemos derecho a una opinión… y eso es respetable! Comienza la era de los ofendidos.

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